martes, 29 de mayo de 2007

Trabajando con responsabilidad ambiental


San Manuel remedia pasivos ambientales de Sayapullo

Respetuosos de las reglas de la minería responsable, Corporación Minera San Manuel (CMSM) continúa las labores de remediación de los pasivos ambientales que existen en el distrito de Sayapullo y que deben de estabilizarse tal como lo exige la ley nacional de minería. De esa forma, se evita la contaminación del río Sayapullo cuya ribera recibe constantemente fluidos de esas enormes estructuras de desechos ubicadas en ese distrito de más de 5 mil habitantes.

El superintendente del Proyecto Sayaatoc – una de las operaciones de CMSM en Sayapullo, provincia de Gran Chimú-, ing. Edwin Gómez, es el responsable de la operación que limpiará las enormes canchas de relaves que se ubican en diversas zonas del poblado como causa de actividades de antiguas concesiones mineras. Para cumplir la obra, el Proyecto Fénix ha incorporado a su masa laboral más de 150 trabajadores, muchos de los cuales provienen de diversos caseríos de Sayapullo y Lucma.

Según se tiene previsto, remediar los pasivos ambientales llevará dos años de intensa labor. Los trabajos se realizan a diario por un número superior a los 20 obreros. Vale recordar CMSM cumplió, además, con pagar todas las acreencias que la mina Sayapullo - que operó hasta 1998 en este distrito- tenía con sus cientos de ex trabajadores.

sábado, 26 de mayo de 2007

Cuando empresa y comunidad se unen


En acuerdo con comuneros Cascaminas inauguró importantes obras en Lucma


Lucma, pueblo de sol permanente, gente pujante y economía basada en la agricultura, sale del subdesarrollo. Y es que la empresa minera Cascaminas, -subsidiaria de Corporación Minera San Manuel- en franca labor mancomunada con la comunidad campesina y el propio municipio inauguró importantes obras de desarrollo productivo que más allá de generar trabajo a cientos de pobladores, supone un motor de impulso para el desarrollo de este poblado de más de 300 años de antigüedad.

“Es la tercera vez que hablo este día pero no me canso. Ahora inauguramos la biblioteca que tan importante es para el desarrollo de nuestros niños. Sinceramente, sólo tengo palabras de gratitud para esta empresa (Cascaminas) que respeta los convenios y cumple. Sepan, señores que sabremos aprovechar esto que nos brindan” expresó, emocionado, durante la inauguración de la Biblioteca Comunal de Lucma, el presidente de la comunidad campesina, Pedro Arce Cabrera, quien estuvo acompañado por toda su directiva. La obra ha supuesto una importante suma en inversión para Cascaminas e incluye, además de modernos estantes y diverso mobiliario, más de 350 libros algunos comprados del mercado lectivo y otros reunidos como parte de una campaña de recolección promovida por los trabajadores de esa empresa a nivel interno.

Además de la biblioteca, se entregaron tres obras más: la reconstrucción del Puente La Colpilla – ubicado en la zona de ingreso al poblado y que no era reparado desde 1989-, el criadero de cuyes de raza mejorada – con animales seleccionados e importados por la propia minera-, la cancha de fútbol –donde funciona la academia deportiva Sanmachi- y la parcela de cultivos agrícolas –que en poco más de un año dará su primera cosecha de productos de primerísima calidad.


Todas dirigidas por profesionales traídos por Cascaminas y personal conformado por trabajadores de la propia comunidad. Así, cuando Cascaminas terminé su periodo de labores en la montaña Carangas, donde funciona su complejo minero, habrá dejado al pueblo de Lucma un hermoso legado. Una muestra que cuando empresa, municipio y comunidad unen fuerzas, los beneficios son inmensos.

viernes, 25 de mayo de 2007

Nuestras queridas “Barbies”


Corporación Minera San Manuel también tiene sus reinas. Trabajan en el proyecto Sayaatoc. ¡Y no son “plásticas” eh!

“¿Cómo está ingeniero?, ¿hace mucho frío, diga?, yo felizmente cumplo mis 20 días mañana y ‘ bajo’ para ver a mi Leydy y salir de este clima”; Mónica. “Hola ingeniero, tómeme una foto con mi hermana ´pé´, para que se acuerde de nosotros. ¿Cuándo ha llegado?, a ver, hay que servirle al simpático de una vez”; Rosina.

Les llaman las “Barbies”. Una 35 y la otra 43. Sus circulares siluetas nunca pasan desapercibidas y lejos están de asemejarse a la emblemática muñeca creada por Rut Handler en 1959, pero así tampoco nadie desatiende su extraordinario esfuerzo por ganarse un salario digno para fortalecer el desarrollo de sus mayores razones de vida: sus hijos. A estas singulares mamás las conocimos de la manera más inusual. Una mañana de enero cuando advertíamos la zona de ingreso a Sayapullo las divisamos lampeando la tierra sobre una ladera, golpeando el borde de la cuchara con el taco de la bota de arriba hacia abajo y la punta de la lampa en diagonal sobre el terreno tal como mandan los cánones del buen obrero, tanteando el piso para saber donde incrustarla, sin perturbarse ante nuestra mirada incrédula, manejando la pesada herramienta con la ligereza de los más duchos e investidas de botas con punta de acero número 40, gruesos guantes, ajustado gorrito y uniforme verde talla XL en cuya espalda se leía: Proyecto Sayaatoc. “Heyyy, hola inge, hola señores, que tal”, saludaban a todos con los brazos abiertos y la risa honesta.

Unas semanas después retornamos y no las encontramos en el mismo lugar. Supusimos que habían cedido al cruento trajín de una actividad más propia para trejos jornaleros que entusiastas damas entradas en músculos. Pero que va, las hermanas Portal Quispe han subido a casi cuatro mil metros, a la cima del cerro San Lorenzo, y ahora trabajan en la sección cocina. Allí Rosina coce variadas carnes, pica verduras o licua frutas en tanto Mónica es asistente del comedor donde se alimentan más de 200 esforzados obreros ocupantes de esa zona del extenso campamento.

Hijas de humildes agricultores ascopanos, desde pequeñas han sabido lo que es trabajar esforzadamente para ganarse el pan diario. Mónica confiesa que recorrió cientos de kilómetros vendiendo diarios, alfajores, bizcochos y marcianos desde los seis años, fue cajonera en una fábrica de espárragos y las últimos cinco temporadas vendedora de frutas en la entrada a Sausal junto a su hermana mayor, con la que vive en ese mismo poblado. Ambas también comparten la misma anecdótica historia de incorporación a la empresa minera: “Estábamos en la entrada a Sausal vendiendo nuestra frutas y un día, como siempre, pasaron varias camionetas rumbo a la mina. Entonces, yo me acerqué a uno que decían que era el jefe de todos y le pedí ‘chamba’. Pucha, que el ingeniero Frías me miró y me pregunto si estaba segura de trabajar como minera y yo no me quede callada pé” expone, risueña.

“Entonces le dio su tarjeta y le dijo que suba nomás a la mina y pida trabajo. Pero
yo también quería trabajar y me dijo lo mismo”, complementa Rosina, quien menos extrovertida pero igual de carismática, sólo expone gratitud para el referido funcionario:
“Es un señor muy bueno, a veces nomás que se pone duro pero en el fondo es un alma de Dios”. Tanto como Mónica, sus gruesas manos han soportado texturas de las más duras o dañinas y en los terrenos más complicados de trabajo. “A mí no me incomoda ser obrera, todo trabajo es digno y si tengo que picar una piedra, romper una roca o preparar cemento lo hago nomás”. Todo con tal de construir un firme futuro para sus tres hijos: José, Vanesa e Ingrid. Para su suerte, la vida conyugal le ha sido más acogedora que la de su hermana. Junto a su esposo planea sacarle provecho a un pequeño terreno de cultivo que sus padres le heredaron a ella y sus hermanos en el sector Quemazón de su tierra natal. Allí siembran uva, arroz y otras variedades de fruta o cereales.


En tanto, la descomplicada Mónica se repone de una frustrada relación con un camionero que la dejó embarazada y obligó a dejar sus estudios de contabilidad en un instituto de Chocope. Pasados 11 años su ex conviviente le aporta cien soles muy eventualmente para la manutención de la pequeña Leydy quien cursa el sexto grado en el colegio “Víctor Márquez” de Sausal y quiere ser obstetra.
“Hace poco me hizo firmar un papel con engaños y perdí la demanda que le había iniciado. Pero Dios sabe porque hace las cosas, igual, tengo un sueldo que me sirve para educar a mi hijita y construir mi casita en La Esperanza, por el Senati, donde me he podido comprar un lotecito. Sueño con llevarla a Trujillo para que se eduque mejor y sé que Diosito no me fallará”, se motiva, mientras frota sus cuarteados brazos y
amarra los botines Caterpillar negros, los que combina con un ceñidísimo buzo del mismo color y una chompa de lana blanca, prudente para soportar el intenso frío nocturno sayapullino, ya lista para horas después salir de días libres como manda la política laboral de la corporación.


Fue un 16 de diciembre cuando las Portal Quispe ingresaron al proyecto. Hoy ya no cargan piedras, lampean o hacen encofrados. Ahora deben abandonar su habitación portátil más temprano que el común de los obreros para preparar el alimento matutino o alistar el almuerzo en una labor ininterrumpida de 20 días en campamento por 10 de descanso fuera de él. Pero para todos siguen siendo las “Barbies”, las queridas gorditas de Sausal, las "mamacitas" del complejo Sayaatoc, homenaje para las madres liberteñas, peruanas y del mundo.

EL DATO:
EL PROYECTO SAYAATOC ES UNO DE LOS TANTOS COMPLEJOS MINEROS UBICADOS EN LA SIERRA LIBERTEÑA. SE DESARROLLA EN EL DISTRITO DE SAYAPULLO, PROVINCIA DE GRAN CHIMU Y BRINDA TRABAJO A MAS DE 400 OBREROS, DE LOS CUALES EL 10 POR CIENTO SON MUJERES.

miércoles, 23 de mayo de 2007

¡Lucma pedaleó con Cascaminas!


Lucminos disfrutaron con competencia organizada por minera nacional


Fue una fiesta deportiva. Desde tempranas horas la expectativa se hizo popular. Todos comentaban, todos anunciaban sus favoritos, todos alentaban a los representantes de sus caseríos, todos participaban. Y es que la primera edición de la competencia de Ciclismo de Montaña organizada por Minera Cascaminas -subsidiaria de Corp. Minera San Manuel- en Lucma resultó un éxito rotundo. Este distrito silente y de contados acontecimientos, se despertó y vibró con el certamen deportivo que reunió a más de 45 ciclistas de los diferentes caseríos de la zona.


La partida se dio en el paraje Cascajal a las 11 a.m. y la llegada 5 kilómetros después, en la plaza de armas de Lucma. Tras casi 60 minutos de dura competencia y paso entre charcos, piedras, curvas cerradas y un sol inclemente, el representante del pueblo de Lucma, Alberto Blas Lezcano, fue el ganador. El humilde pedalero de 18 años e hijo de agricultores, cruzó la línea de meta sacándole casi cuatro minutos de ventaja al segundo, Adilson Quiróz, de 16 años y representante del caserío Penintay. Tercero se ubicó Juan Abanto Arana, de 22 años, de Lucma. Durante toda la prueba los competidores fueron escoltados por equipos médicos y auxiliares de la propia compañía minera con el fin de garantizar su integridad física.


La línea de meta estuvo concurrida de decenas de pobladores que alentaron la llegada de los ciclistas en una prueba que, dada la enorme trascendencia que generó, se repetirá en un corto plazo, según anunció el funcionario de Minera Cascaminas, Luis Riva, luego de entregar sus premios a los ganadores: una bicicleta montañera Monark y artefactos eléctricos. Vale.